El Museo Nacional del Prado en Madrid, es uno de los museos más importantes del mundo singularmente rico en cuadros de maestros europeos de los siglos XVI AL XIX y uno de los más visitados.
El edificio que hoy sirve de sede del Museo fue diseñado por el arquitecto Juan de Villanueva (Madrid 1739-1811) en 1785 y construido en su origen como Gabinete de Ciencias Naturales por orden de Carlos III, pero su destino final no estaba muy claro hasta que su nieto Fernando VII, impulsado por su esposa la reina Isabel de Braganza, tomó la decisión de destinar el edificio a la creación de un Real Museo de Pintura y Escultura.
Uno de los primeros proyectos que se planteó fue la idea de que albergase tres espacios distintos: Museo, Academia y Sala de Juntas. Por ello se idearon las tres entradas. Finalmente la función como museo se apoderó de todo el edificio. En 2007 con motivo del enriquecimiento de su colección finalizó la ampliación más importante en la historia del Museo: un edificio añadido de nueva planta realizada por el arquitecto Rafael Moneo (Tudela- Navarra 1937), articulado en torno al claustro restaurado de los Jerónimos.
Sus puertas fueron abiertas por primera vez al público 1819 y consta de tres importantes accesos. Seguramente el más conocido es el de Velázquez, ya que es el más noble, el que regala su elegancia al Paseo del Prado. El de Goya quizá sea el más transitado, probablemente por aquello de que bajo la rígida pose y mirada del pintor aragonés, se encuentran las taquillas del museo. Y por último tenemos la puerta más discreta de todas, la de Murillo, tal vez por su aroma al estar pegada al Jardín Botánico. Tres caras igualmente notables.
Su primer catálogo constaba de 311 pinturas, aunque en ese momento en el museo se guardaban 1510 obras procedentes de los Reales Sitios, al igual que otros grandes museos europeos. El Museo del Prado no es un museo enciclopédico, por el contrario tiene una colección intensa y distinguida formada por unos pocos reyes aficionados al arte, donde muchas obras fueron creadas por encargo. El Prado debe su origen a la afición de coleccionistas y refleja los gustos personales de los reyes españoles. Tanto a los Austrias como a los Borbones se deben los tesoros más emblemáticos que se pueden contemplar hoy en el Prado, tales como El jardín de las Delicias de El Bosco, El caballero de la mano en el pecho de El Greco, El tránsito de la Virgen de Mantenga, La sagrada familia, conocida como La Perla de Rafael , Carlos V en Mühlberg de Tiziano, El lavatorio de Tintoretto, El autorretrato de Durero, Las Meninas de Vélazquez, Las tres Gracias de Rubens o La familia de Carlos IV de Goya.
Nos queda pendiente de visitar por motivos de esta pandemia del Covid-19 una exposición muy interesante dedicada a la mujer titulada «Mujeres artistas olvidadas» que rompieron todos los estereotipos y escepticismo de sus épocas.
Os facilitamos unos enlaces muy interesantes relacionados con este museo:
Y para terminar una anécdota muy curiosa, una de tantas que allí suceden.
En todos los Museos se producen infinidad de anécdotas y aquí os voy a contar una que ocurrió en el Museo Del Prado.
Un visitante que hizo la «Visita a la carrera». Llegó con el cuerpo aún sudoroso y vestido de “runner”. Entró como una exhalación a las salas, las vio a paso ligero sin detenerse lo más mínimo a contemplar los detalles de ningún cuadro. A ese ritmo debió de realizar toda la visita. Apenas media hora más tarde se le vio cómo abandonaba el museo al mismo ritmo.
Fuentes de información:
Historia del Museo del Prado
Wikipedia
Esperamos que sea del agrado de todos