El proverbio chino: El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo, alegoría sobre el destino planetario únic. Tiene su raíz en el término establecido por el meteorólogo estadounidense Edward Norton Lorenz (1917/2008) pionero de la teoría del caos. Metafóricamente hablando esta sentencia puede darnos cuenta de cómo el Covid-19 ha traspasado con su drama las barreras, como un huracán universal y ola del mismo mar.
En el confinamiento de estos meses, una cuestión que nos afecta directamente es ¿Cómo asimilarán los niños y adolescentes este tiempo de su vida? Cuando sean adultos lo recordarán como algo insólito. Esta experiencia formará parte de su memoria histórica. Habrán observado, en el mejor de los casos, a su familia esforzarse por organizar los días, pero en otros, también pueden haber sido testigos de la violencia o del sufrimiento por la incertidumbre del futuro. Algunos habrán perdido a seres queridos, sin poderse despedir, y serán observadores en directo del dolor de los mayores. ¿Dónde está el límite en relación con los niños frente a la percepción del sufrimiento? La vida a veces no es bella, remitiéndome a la película de Roberto Benigni, cuando un padre hace que un campo de concentración nazi sea un lugar de juego y el traje de prisionero un disfraz. Hace escaso tiempo un padre en Siria (febrero de 2020) jugaba con su hijita como si las bombas que se desplomaban sobre ellos fueran fuegos artificiales. La niña se reía excitada y aplaudía.
¿Hasta dónde hay que proteger a los niños y adolescentes de la realidad? ellos también se hacen cargo del dolor y la frustración a su medida y en la medida en que sus padres puedan ayudarles a filtrar las penas por las pérdidas. Por ejemplo no ir al colegio presencialmente, no poder jugar en el exterior, no ver a los amigos. A veces los adultos tienen dificultades para que la realidad se ponga en palabras, y se disfraza o queda segregada, esta actitud es más nociva que devolver a los niños y adolescentes una realidad proporcionada con su psiquismo
Se han detectado fenómenos colaterales, como por ejemplo el resentimiento y la ira. Éstos se han depositado en el otro; los gobernantes, el vecino, un país, en el amigo de distinto criterio. El enemigo parece estar siempre en el lado ajeno. El desplazamiento defensivo de nuestra omnipotencia nos hace soñar con el deseo de poder controlar la amenaza, de que la fragilidad y la enfermedad no existan. Es nuestro universal e incorregible narcisismo infantil que no admite fisuras.
Otros virus latentes estallaran a posteriori: la desigualdad social y la supervivencia del más fuerte. El descubrimiento de la vacuna mostrará de forma implacable como unas vidas son más valoradas que otras. Pero también deseamos que el Covid-19 nos revolucione psíquicamente, nos cuestione, penetre en nuestras vidas individuales y colectivas para hacernos más humanos y solidarios. Ojalá salgamos del confinamiento en alguna medida transformados, y en el futuro nuestra mente haya pensado, asociado y comprendido el sentido profundo de esta vivencia. Somos pasajeros en este universo terrible y de deslumbrante belleza al que maltratamos cíclicamente. Olvidamos que el universo permanece y nos contempla con su fría indiferencia mientras los humanos hacemos planes.
Magdalena Calvo. Psicóloga Clínica
Asociación Psicoanalítica de Madrid (APM).
Madrid 23 de abril de 2020