Una escapada a Lisboa

Era este un viaje pospuesto a causa de la pandemia y posteriormente por otro luctuoso suceso. Pero llegó el momento y nos decidimos a organizar esta escapada de 5 días a Lisboa, después de sondear el ánimo de nuestros amigos y ver que todavía algunos nos “apuntamos a un bombardeo”.

Una agencia organizó un programa para 5 días (16 a 20 de noviembre) y una vez aprobado y bendecido por el grupo formado, comenzamos a prepararlo en serio. La propuesta era viajar en autobús desde Colmenarejo para así disponer del autobús durante todo el recorrido. Esto parecía en principio muy cansado, pero luego vimos que fue una decisión acertada.

Llegó el día de la salida, lo más duro la hora, 7 de la mañana! Decidimos salir todos desde Colmenarejo y solicitamos permiso a los responsables del campus para dejar los coches dentro del recinto universitario donde hay un servicio de seguridad  24 horas. DESDE AQUÍ LES QUEREMOS AGRADECER ESTA DEFERENCIA!

Hicimos las paradas justas para desayunar y comer ya pasada la frontera con Portugal en  Elvas  4.ª mayor ciudad de la región del Alentejo y una de las más desarrolladas del centro-sur de Portugal. Elvas alberga la mayor colección de fortificaciones-baluarte del mundo, que fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco el 30 de junio de 2012, así como todo el centro histórico de la ciudad. Muy interesante!

Continuamos viaje a Lisboa,  cena en el hotel  muy bien situado, en una zona céntrica aunque no cerca del casco histórico.

Tuvimos la suerte de contar con un guía acompañante que ejerció como guía histórico plenamente pues conoce Portugal muy bien y es buen comunicador. Durante todo el recorrido nos iba poniendo en situación de lo que íbamos viendo con todo lujo de información y detalles. Visitamos  el monasterio de los Jerónimos, la torre de Belém, el monumento a los navegantes, el barrio de Chiado, recorrimos las ruas Augusta, Aurea, Argenta,  avenida de la República, plaza del Marqués de Pombal, Av. De la Libertad y las plazas de Restauradores y del Comercio y subimos al castillo de San Jorge. En fin, nos movimos por todo ese núcleo central y cosmopolita de una ciudad viva como Lisboa que sigue manteniendo su identidad y sabor. Un grupo reducido nos decidimos a ir a un local para escuchar fados y volvimos muy contentos quizá  contribuyó el que con la entrada podíamos tomar, entre otras cosas, 3 copas de Oporto!

Nuestro guía nos sugirió un cambio en el programa y visitar el palacio nacional de Mafra (muy cerca de Lisboa) que fue construido por el rey Juan V como consecuencia de la promesa realizada a su mujer, la archiduquesa María Ana de Austria, por la que se comprometía a construir un monasterio si le daba descendientes. El nacimiento de la princesa Bárbara de Braganza, después mujer del rey Fernando VI de España, hizo que el rey iniciara las obras.

El palacio de Mafra se encuentra entre las edificaciones del barroco portugués más suntuosos. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco el 7 de julio de 2019. Una maravilla! Nos encantó!

El martes visitamos Cascais, Boca do Inferno, Estoril y Sintra. Aquí también y a sugerencia del guía, invertimos el orden de las visitas aprovechando que hacía un día precioso y muy luminoso. Disfrutamos de los paisajes y las impresionantes vistas de la Boca do Inferno. Después de la comida ya en Sintra, nos dispusimos a visitar la Quinta da Regaleira.

El terreno de la Quinta da Regaleira de Sintra fue adquirido a principios del XX por Antonio Carvalho Monteiro, un millonario y filántropo portugués que con la ayuda del arquitecto Luigi Manini construyó esta finca que incluye el Palacio da Regaleira, un pequeño lago, un invernadero, varios torreones, cuevas y pasadizos secretos, una capilla y el pozo iniciático de Sintra (utilizado por los mismísimos masones).

Carvalho Monteiro encargó a Manini que viajase por Portugal y Europa y tomase nota de todas las corrientes estéticas que viera, para plasmar estas ideas en el diseño de la Quinta de Regaleira: el resultado fue un conjunto artístico que aúna elementos manuelinos (como homenaje al reinado de Manuel I), neogóticos (como las vidrieras de la capilla) y mitológicos (como el Paseo de los Dioses).

Es algo muy diferente a lo que habíamos visto hasta ahora, una maravilla! Los jardines, los edificios… Nos impresionó!

Y se acabó lo bueno! El quinto día nos pusimos en marcha de vuelta parando en Mérida para comer y para ver el templo de Diana cercano al restaurante.

Creo que todos volvimos contentos y con ganas de organizar pronto otra escapada!